El País, 4 Agosto 1979
Víctor Raúl Haya de la Torre, uno de los líderes históricos de Latinoamérica, murió ayer en Lima, a los 84 años de edad. Destacado ideólogo y político con grandes altibajos en su trayectoria y forjador del intento de hacer convivir los derechos de los indios con los intereses de la clase dominante criolla, fue el eje de la vida política peruana en los últimos cincuenta años. Haya de la Torre perdió siempre la oportunidad de convertirse en la esperanza política para su pueblo ante la fuerza incontestable de los pronunciamientos militares. Gravemente enfermo de cáncer en los últimos meses, el 12 de julio pasado firmó, en su calidad de presidente de la Asamblea Constituyente, el texto constitucional que ha de entrar en vigor en 1980.Haya de la Torre nació en Trujillo (Perú), en 1895. Político revolucionario en su primera etapa, orador brillante y demagógico, pero de mente confusa y anárquica, no supo amalgamar sus «ideas» políticas en un orden coherente. Indigenista y antiimperialista, terminó por defender los privilegios de la oligarquía blanca criolla y los intereses políticos de Estados Unidos.
En 1923, durante la dictadura de Augusto Leguía, organizó y dirigió la revuelta estudiantil que terminó con la caída de dicha dictadura y que fue sustituida por la aún más sanguinaria del coronel Sánchez Cerro.
Haya sufrió la influencia de la revolución mexicana, de sus ideales campesinos y nacionalistas, y, en 1924, fundó desde México la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), con un programa indo-americanista, populista y antiimperialista, de ideología ambigua pero de tinte socialista.
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En 1931 fue candidato a la presidencia, siendo derrotado por el coronel Sánchez Cerro. En 1932, el APRA fue declarado ilegal. Asesinado Sánchez Cerro en 1933, asumió la presidencia el general Benavides, quien decretó una amnistía que permitió a Haya de la Torre abandonar la cárcel.
Con la elección en 1943 del presidente Bustamante, el aprismo logró por primera vez una mayoría parlamentaria, pero el golpe militar del general Odria, en 1948, puso fuera de la ley al APRA.
Haya, que después se exilió, regresó al Perú en 1956, cuando el presidente Prado asumió el poder. En 1962, ganó las elecciones presidenciales, pero un golpe militar impidió que tomase posesión. En 1963 se repitió la elección, y ganó Belaúnde Terry. En 1968, el general Velasco Alvarado, apoyado por el sector progresista del Ejército, dio un golpe de Estado e inició la reforma revolucionaria de las arcaicas estructuras sociales peruanas. Sin embargo, Haya de la Torre se opuso a esta experiencia y se mantuvo alejado de la política activa. Pero, cuando en febrero de 1975, la derecha militar, encabezada por Morales Bermúdez, tomó el poder, el viejo zorro revolucionario pactó y se solidarizó con la oligarquía reaccionaria, iniciando un período de entendimiento entre el APRA y las fuerzas armadas. El 18 de junio de 1978, el APRA, con Haya de la Torre al frente, triunfó en las elecciones y su líder fue elegido presidente del nuevo Parlamento.